alabanza evaluativa

A los niños se les da constantemente elogios, un ¡Muy bien! por todo. En este artículo vamos a analizar sobre el efecto de esto y vamos a acercamos a la cuestión del elogio desde una perspectiva diferente, vamos a distinguir entre la alabanza evaluativa y el elogio descriptivo.

Para comenzar y de forma sencilla, decir que una alabanza evaluativa es el típico ¡Muy bien!, ¡Bien hecho! Esta alabanza incluye un juicio de valor por parte del padre, una evaluación de la acción por parte del padre, de ahí su nombre de alabanza evaluativa.

 

Voy a detallar 5 consecuencias de uso de esta alabanza evaluativa:

 

En primer lugar ofrecer al niño una recompensa verbal en modo de ¡Bien Hecho! se acerca a un modo de manipulación de los niños cuando el padre realiza el elogio porque se beneficia de esa acción que el niño ha realizado, por ejemplo, un bien hecho cuando el niño recoge sus juguetes.

Rheta DeVries, profesora de educación en la Universidad del Norte de Iowa, se refiere a esto como “control con cubierta de azúcar”. Es parecido a dar al niño un caramelo. Durante un tiempo esta estrategia de elogio va a funcionar para que el niño realize la acción porque los niños pequeños están hambrientos de aprobación, pero a largo plazo es mucho más efectivo trabajar con el niño para que el niño entienda el porqué de hacer esa acción.

En segundo lugar decir que muchas veces se elogia al niño porque simplemente nos gusta lo que ha hecho. Sin embargo, el niño puede convertirse en un adicto a nuestros elogios y aumentar la dependencia hacia nosotros. El niño será mas dependiente de las evaluaciones, decisiones y opiniones de los padres en lugar de aprender de sus propios juicios.

En un estudio se descubrió que los estudiantes que eran elogiados profusamente por sus profesores eran más indecisos en sus respuestas y más proclives a responder en un tono de voz de pregunta (“mm, ¿siete?”). Tendían a retractarse de una idea propuesta por ellos tan pronto como un adulto mostraba su desacuerdo y  además, tenían menos tendencia a perseverar en tareas difíciles o compartir sus ideas con otros estudiantes.

En tercer lugar hay que considerar que estamos realizando un juicio de valor con estas alabanzas. Obviamente hay momentos en los que nuestras evaluaciones hacia el niño son apropiadas y nuestra guía es necesaria – especialmente con niños que ya caminan y de edad pre-escolar, sin embargo, no hay que realizar eso constantemente. Hay que pensar que decir Muy bien es una evaluación, un juicio, y a las personas, incluyendo los niños, no les gusta ser juzgados todo el tiempo.

En cuarto lugar el decir constantemente ¡Muy bien!, va a hacer que el niño realice esa actividad solamente durante el tiempo que el padre está mirando y elogiando al niño. Una gran cantidad de  investigaciones científicas han mostrado que mientras más recompensamos a la gente por hacer algo, más tiende a perder el interés por cualquier cosa que deban hacer para obtener recompensas.

Se realizó un estudio en Toronto con niños pequeños al que se les elogiaba cuando daban muestras de generosidad. Estos niños perdieron el interés en compartir o ayudar y comenzaron a ser menos generosos de lo que eran otros niños a los que no se les alababa.  La generosidad se convirtió en el medio para conseguir la alabanza o elogio del adulto.

¿Motivan los elogios a los niños? Por supuesto. Los motivan a obtener elogios. Desgraciadamente, esto sucede frecuentemente a expensas del compromiso hacia cualquier cosa que ellos estaban haciendo y que provocó un elogio.

En quinto lugar comentar que los niños a los que se les elogia con ¡buen trabajo! tienen una gran presión para continuar con ese buen trabajo, se arriesgan menos puesto que tienen miedo a perder ese comentario positivo y se atascan más.

Sin embargo, dejar de alabar el niño no es nada facil. Nos podemos sentir mal con nosotros mismos como si estuviesemos siendo fríos con nuestro hijo. Hay que entender que [bctt tweet=»Nosotros elogiamos más porque necesitamos decirlo que porque nuestros niños necesitan oírlo.»]

Lo que los niños necesitan es apoyo incondicional y un amor sin compromisos. Un elogio es una aprobación al niño con condición, con la condición de que realice esa acción.

 

Pero, ¿que le decimos al niño cuando hace algo impresionante? Vamos a ver aquí lo que se conoce como elogio descriptivo.

 

Un elogio descriptivo no evalúa lo que un niño ha hecho,sino que lo describe. Esto va a derivar en que los niños educados con el método Montessori van a convertirse en adultos con capacidad de reflexión, pensadores independientes y emprendedores, sin tener que buscar a otra persona para su aprobación. Estos niños van a confiar en sí mismos y en su propio juicio. Van a aprender a hacer las correcciones o ajustes en base a sus propias evaluaciones.

Vamos a detallar que podemos decir al niño:

Describir lo que ha hecho. Si el niño se ha puesto los zapatos, le decimos, Te has puesto los zapatos solito. Decir esto permite al niño sentirse orgulloso de lo que hizo. Si el niño ha hecho un dibujo de un paisaje, podemos decirle ¡que montaña más grande! ¡Usaste mucho color marrón para pintarla!. Si el niño hace una acción cariñosa hacia otra persona, Papá por ejemplo, podemos decirle ¡Mira la cara de papa! que feliz parece!.

En todos estos ejemplos es importante fijarse en que no estamos poniendo en énfasis en como nos sentimos por la acción que el niño ha hecho.

Preguntar al niño. Preguntar al niño es mejor incluso que describir lo que el niño ha hecho. En el ejemplo anterior del cuadro, preguntarle ¿que es lo que te resultó más difícil de dibujar? o ¿Como has hecho para que los pajaritos tengan el tamaño tan proporcionado? alentará al niño al dibujo.

Al principio resulta complicado llevar esto a la práctica, pero poco a poco irá saliendo mucho más natural.

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Guía Montessori de Casa de Niños y Formada por la AMI (Association Montessori Internationale, fundada por la Dra Maria Montessori) como "Children's House Assistants". Soy educadora de familias de Disciplina Positiva certificada por la Positive Discipline Association. También soy madre de tres niños a los que les transmito la filosofía montessori día a día fomentando su confianza, autonomía, autodisciplina y libertad. Creo que las capacidades de los niños en sus primeros años son un tesoro, y que nosotros tenemos la oportunidad de guiarles para que logren ser la mejor versión de sí mismos. Este es un mundo apasionante, descubrir y fomentar las capacidades de tu hijo no tiene precio, como no tiene precio su sonrisa.