¿Qué queremos decir cuando decimos que queremos criar «niños exitosos»? Muchas veces, la conversación se centra en las notas o los resultados académicos de los niños. El éxito es dificil de medir y es fácil medirlo acorde a estos hitos académicos.

Facil pero peligroso, porque cuando es este el baremo del éxito, es facil olvidar que lo importante son las cualidades y destrezas que el niño adquiere en el camino de ese logro.

Unas buenas notas o el ser aceptado en una gran universidad representan los signos visibles de que los padres han hecho un buen trabajo, y eso a veces hace que los padres «ayuden un poco» (o mucho) a sus hijos, como si considerasen que ellos, sus hijos, no podrían alcanzar esas metas por su cuenta. «No he hecho la redacción al niño, solamente le he dado un poco de forma», «No le hecho la tarea de Matemáticas, solamente se la he corregido».

Estos «solamente» pueden ser terribles para nuestros niños porque si bien nosotros únicamente queremos protegerlos de un golpe, lo que hacemos es protegerlos del aprendizaje. Nuestra ayuda lo que hace es impedirles que aprenden lecciones tales como, «Si hubiera trabajado más, lo habría hecho mejor», o «No puedo dejar las cosas para el último minuto y esperar que salgan bien» y lo que les enseñamos con ese comportamiento es que crean que les consideramos incapaces de lograr algo que merezca la pena sin nuestra ayuda.

Tenemos que pensar que estamos criando a un adulto desde el primer día, y por ello tenemos que mirar más allá de los objetivos inmediatos (como por ejemplo una buena nota), y ver en qué hombre se convertirá nuestro hijo (un hombre tenaz, empático, inmovador…). Ningún trabajo de Lengua enseñará todo esto, pero es el efecto acumulativo de muchos trabajos (trabajos buenos, trabajos regulares, trabajos que no salieron como se planeaba, trabajos que si salieron como se planeaba) lo que construirá al adulto.

Dejar que el niño deje hechas las cosas regular es dificil, sobre todo cuando nosotros sabemos como adultos que esa es una cuestión importante. Sin embargo, los niños necesitan tiempo para aprender estas lecciones por sí mismos. Como padres tenemos que permitir que los niños experimenten sus propios éxitos y fracasos. Pero, ¿dónde esta la línea entre permitir que el niño se de un golpe a permitir que se de un tortazo en toda regla?

[bctt tweet=»Criar a un adulto exitoso significa dejar al niño ser un niño»]

Este línea es muy dificil de establecer, por lo que una estrategia interesante es dar al niño cuantas habilidades podamos, por ejemplo, en vez de hablar nosotros con un profesor, es mejor enviar al propio niño ayudándole a prácticar que decir. Otro ejemplo, en vez de regañar a un niño porque no termina sus tareas, es mejor ayudarlo a crear un plan de estudio.

Criar a un adulto exitoso significa dejar al niño ser un niño, con todos los errores y las consecuencias que esto implica.  Si retocamos el trabajo de nuestro hijo, el entenderá que su trabajo no es suficientemente bueno. Si cuando nuestro hijo no se esfuerza lo suficiente, nosotros cubrimos esa falta esfuerzo, el nunca aprenderá el beneficio que conyeva el hacer las cosas. Si premiamos más el resultado que el proceso, el niño nunca aprenderá que a veces merece la pena disparar a la luna, incluso si no llegas.

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Guía Montessori de Casa de Niños y Formada por la AMI (Association Montessori Internationale, fundada por la Dra Maria Montessori) como "Children's House Assistants". Soy educadora de familias de Disciplina Positiva certificada por la Positive Discipline Association. También soy madre de tres niños a los que les transmito la filosofía montessori día a día fomentando su confianza, autonomía, autodisciplina y libertad. Creo que las capacidades de los niños en sus primeros años son un tesoro, y que nosotros tenemos la oportunidad de guiarles para que logren ser la mejor versión de sí mismos. Este es un mundo apasionante, descubrir y fomentar las capacidades de tu hijo no tiene precio, como no tiene precio su sonrisa.